A pesar del innegable potencial que el turismo tiene para fomentar el desarrollo sostenible, es importante destacar las marcadas desigualdades de género que persisten en este sector. Según datos de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2019, se presenta un panorama que refleja esta disparidad:
- En 2019, se registraron 1.500 millones de turistas internacionales, contribuyendo con un 10.3% al Producto Interno Bruto (PIB) global y generando 330 millones de empleos a nivel mundial.
- El 54% de las personas empleadas en este ámbito a nivel global son mujeres, alcanzando un notable 60% en la región de América Latina y el Caribe.
- Solo el 40% de los puestos de gestión en turismo son ocupados por mujeres. En puestos de dirección general, esta cifra disminuye, situándose por debajo del 20%. En lo que respecta a consejos de administración, la presencia de mujeres es aún más reducida, siendo inferior al 8%.
- A nivel gubernamental, las mujeres solo ocupan el 23% de los ministerios de turismo en todo el mundo.
- En términos salariales, las mujeres ganan un 14.7% menos que los hombres a nivel global.
¿Qué características tienen los trabajos que realizan las mujeres en turismo?
Las mujeres suelen ocupar roles que tienden a ser menos calificados y peor remunerados, como el servicio de atención al cliente o la limpieza. Esto las coloca en puestos laborales más vulnerables, según lo señalado por la OIT en 2017. En América Latina, es destacable que muchas mujeres se emplean en trabajos informales, en negocios familiares no remunerados o en empleos temporales y precarios. Lo que es aún más relevante es que muchos de estos empleos perpetúan los roles de género tradicionales que las mujeres asumen en sus hogares, como las responsabilidades relacionadas con el cuidado, la alimentación y la limpieza. Esta situación refleja una clara tendencia hacia la feminización del trabajo en el sector turístico. A pesar de que es un sector que aumenta la participación económica de las mujeres, no necesariamente les proporciona la autonomía deseada.
¿Qué es el enfoque de género y por qué incluirlo en el turismo?
El enfoque de género se configura como una herramienta analítica y metodológica que busca examinar las relaciones de poder y las desigualdades sociales, teniendo en consideración los roles desempeñados por mujeres y hombres, así como las oportunidades que tienen en el acceso y control de recursos. Su objetivo fundamental radica en la formulación de medidas que contribuyan a mitigar las brechas de género (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, 2017).
La incorporación del enfoque de género no es solo una recomendación, sino un mandato internacionalmente aceptado respaldado por el marco de los derechos humanos. Perú ha suscrito y ratificado diversos tratados y compromisos internacionales vinculados a la igualdad de género y la no discriminación. Entre ellos destacan la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), aprobada por la ONU en 1979; la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará), aprobada por la OEA en 1994; la Declaración y la Plataforma de Acción de la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, aprobada por la ONU en 1995; y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, aprobados por la ONU en 2015.
La inclusión del enfoque de género en el ámbito del turismo se justifica plenamente, ya que no existen intervenciones, independientemente de su naturaleza (políticas, proyectos, programas u otras acciones), que sean neutrales en términos de género. Por consiguiente, si no se planifica desde una perspectiva interseccional del género, existe un riesgo real de perpetuar estereotipos y desigualdades, lo que conlleva al aumento de la brecha entre mujeres y hombres en el sector turístico. Esta inclusión no es una noción nueva en algunos países, como Argentina, donde el gobierno ha implementado planes específicos de igualdad de género destinados al sector turístico, e incluso ha establecido un reconocimiento denominado «Sello Igualdad» para destacar la implementación de buenas prácticas en materia de igualdad de género en las empresas turísticas.
Avances y retos en el sector turístico peruano
A nivel nacional, se están tomando medidas legislativas para poner en práctica las normativas internacionales y reducir las brechas de género. El gobierno ha promulgado una serie de instrumentos normativos, como la Ley Nº 28983 de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres, la Política Nacional de Igualdad de Género (D.S. N°008-2019-MIMP), los Lineamientos para la Transversalización del Enfoque de Género en la Gestión Pública (D.S.N° 015-2021-MIMP), entre otros. En 2018, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo estableció el Comité para la Igualdad de Género. A pesar de estos avances, aún no se ha implementado de manera concreta una política turística con enfoque de género. En el sector privado, algunas empresas, organizaciones no gubernamentales y proyectos de cooperación al desarrollo han impulsado iniciativas hacia la igualdad de género, y destaca el liderazgo de las mujeres en el desarrollo del turismo, como en el caso del modelo de turismo comunitario peruano.
Sin embargo, en Perú, aún queda una agenda pendiente que requiere la adopción de las siguientes acciones: promover el acceso a empleos dignos y libres de estereotipos de género, eliminar la brecha salarial basada en el género, garantizar la participación efectiva de las mujeres en los espacios de toma de decisiones y establecer mecanismos que permitan conciliar la vida laboral y doméstica de las personas que trabajan en el sector turístico.
Es fundamental que el sector público destine recursos financieros y humanos para respaldar los esfuerzos de integración de la perspectiva de género. Esto implica diseñar políticas públicas a través de instrumentos normativos y técnicos que permitan integrar el enfoque de género en todas las instancias. Además, es necesario implementar mecanismos de supervisión y rendición de cuentas para promover la igualdad de género a través de alianzas intersectoriales y acciones de gobernanza, reconociendo las responsabilidades y competencias de cada sector.
Es posible construir sociedades más equitativas a través del desarrollo turístico sostenible, y la inclusión de la perspectiva de género es un elemento imprescindible en este camino.